El domingo 25 de marzo ⸺ocho días después de su ordenación presbiteral en Comalcalco⸺ nuestro hermano neosacerdote Leopoldo Santiago Pastrana celebró su primera misa en la parroquia de San Gerardo María Mayela en la ciudad de Iguala de la Independencia, Guerrero. Algunos Misioneros del Espíritu Santo pudimos estar presentes para festejar junto con él, su familia, amigos y comunidad el motivo de su primera misa en la parroquia que lo vio crecer.
En esta parroquia, Santiago, asistía de niño a misa por la cercanía a la casa de su abuela. Luego ⸺ya de joven⸺ estuvo participando en el grupo de Renovación Carismática de dicha parroquia antes de irse a estudiar a Puebla y posteriormente entrar a la congregación. Hoy regresa a su tierra como misionero y presbítero; se le ve feliz, emocionado y conmovido ante la presencia de su familia, sus amigos y la gente de la pastoral que lo reciben con los brazos abiertos para celebrar su primera misa con ellos. La misa se celebró a las 12.30 pm en el interior del templo y en la asamblea estuvieron presentes sus familiares, amigos y conocidos de la parroquia tanto jóvenes como adultos, así como también algunos hermanos de la congregación. Asistimos algunos hermanos del filosofado congregacional: Claudio Sabadini, Andrés Cruz, Edgar Santana, Alejandro Acevedo, Allan Muralles y Eduardo Vázquez para ayudar con una actividad vocacional y en el servicio del altar. Asimismo, concelebraron los padres Leonardo Pizano MSpS y José Bastarrechea MSpS como representantes del Consejo de la Provincia de México, el P. Ignacio Herrera MSpS, y finalmente el sacerdote diocesano y párroco del lugar Felipe Vélez quien generosamente se encargó de organizar el festejo y ver lo respectivo para la celebración eucarística.
En su homilía Santiago iniciaba compartiendo que sentía muchas emociones y también nerviosismo al estar delante de los suyos. Sus palabras fueron conmovedoras, pues nos hablaba desde la experiencia en su caminar vocacional y nos decía que lo acontecido hoy en su vida, le hacía preguntarse del por qué es que hoy está aquí, como Misionero del Espíritu Santo, como presbítero y consagrado y por qué desde la Iglesia, en la Iglesia y para la Iglesia. Santiago resonaba con tres palabras a la luz del Evangelio: escuchar, creer y confiar, y las describía como tres actitudes necesarias que fue aprendiendo a lo largo de su vida para poder responderse al por qué hoy está aquí entregando la vida como consagrado. Concluía diciendo: “Me he encontrado con un Jesús que me ha llevado a ser más humano, y creo que Jesús, como camino y modelo de encuentro y humanización, nos pide ser cada día mejores personas y dar y compartir lo mejor de cada uno de nosotros”. Después de la homilía, los papás de nuestro hermano neosacerdote, la señora Rosalba y el señor Leopoldo, le regalaron una patena y un cáliz a Santiago, que fueron bendecidos por el P. Leonardo Pizano y, también, a nombre de sus hermanos de familia y de la congregación se le entregó una estola elaborada por artesanos de Guerrero.
Luego de la misa tuvimos la comida y la fiesta. La alegría, la calidez ⸺y no sólo por el clima, porque hubo bastante calorcito⸺ y la cercanía de la gente propiciaron un ambiente festivo y familiar para compartir los alimentos y disfrutar del momento con música típica guerrerense tocando en vivo. El lugar estuvo bellamente decorado con papel picado y artesanías guerrerenses hechas a mano por personas de la parroquia, las cuales dispusieron en el atrio de la parroquia un espacio suficiente para todos los invitados. ¡Había lugar para todos! Esto es signo de la iglesia que queremos vivir hoy en día y la primera misa de Santiago en esta comunidad, nos recuerda que somos una iglesia que festeja, se alegra y comparte como comunidad los momentos más significativos de la vida.
Previamente a la celebración del domingo, la tarde del sábado 24 los hermanos del filosofado congregacional organizamos un encuentro vocacional con adolescentes y jóvenes. Tal encuentro tenía la intención de dialogar sobre en dónde apostar la vida para vivirla en plenitud. Asistieron alrededor de 45 chicos y chicas de distintas edades, y a la luz de la reflexión propuesta por los HH. Andrés, Edgar y Lalo, compartimos en grupos preguntas importantes sobre lo que nos hace felices, lo que Dios nos pide para vivir en plenitud y el sentido de la propia vida ante lo que soñamos de ella. Luego, el P. Santiago nos compartió su testimonio personal y respondió inquietudes que los chavos del lugar traían en su corazón sobre la vida y la congregación. Sencillamente fue un espacio fructífero. Cerramos esta jornada vocacional con un momento de oración que estuvo ambientado por un coro de conocidos del H. Edgar Santana. Muy a nuestro estilo y con Jesús en el centro, los HH. Allan y Claudio nos invitaban a los asistentes para que en este momento de encuentro con Jesús pudiéramos escribir nuestros sueños en un postal y presentárselos a Jesús para que él nos ayude a realizarlos. Finalmente, para ir abriendo las vísperas del festejo, tuvimos un momento de convivencia para seguir platicando con los chicos y chicas, mientras tomábamos agua fresca y comíamos algo de botana. No cabe duda que Dios siempre llama, y hoy Santiago fue un testimonio de vida para estos chicos que están preguntándose sobre el sentido de su vida y quieren encontrar respuestas ante ello.
En fin, esta experiencia estuvo llena de momentos, presencias y encuentros significativos que hoy cabe agradecer a todos los que la hicieron posible, pues en toda esta gente que puso su granito de arena para la celebración, Dios se hace presente por medio de la generosidad. Santiago, deseamos que Dios siga bendiciendo tu sacerdocio ministerial y que, en esta nueva etapa de tu vida como Misionero del Espíritu, el Espíritu Santo siga encarnando en tu vida a ese Jesús humano, cercano y fraterno para que puedas compartirte como pan partido para los demás.