“Salvar el mundo por medio de la Cruz”: el Apostolado de la Cruz 60 años atrás
El 25 de marzo de 1964, el entonces Superior General, el R.P. Jesús Ma. Padilla publicó una carta circular sobre la realidad y condiciones en que se encontraba el Apostolado de la Cruz en México. El que esta preocupación por el Apostolado se haya dado en los años sesenta no es casualidad, pues corresponde al gran impulso que los papas Juan XXIII y Pablo VI dieron para que los laicos tomaran un papel activo en la Iglesia. A partir de ese momento, los laicos ya no serían considerados como católicos “de segunda”, sino agentes y aliados fundamentales para la institución católica. Fue así que se creó el dicasterio del Consejo Pontificio para los Laicos, a partir de la Constitución Apostólica Regimini Ecclesiae Universae de 1967.[1]
En este contexto es que se inscribe la preocupación que había por animar y apoyar al Apostolado de la Cruz desde la Congregación. La carta circular, que el próximo 25 de marzo cumple sesenta años, es una valiosa fuente que permite conocer el diagnóstico que hizo el Superior General y encargado del Apostolado de la Cruz casi setenta años después de su fundación. La Asamblea General de 1964 se propuso entre sus objetivos dar un gran impulso al Apostolado de la Cruz y, para ello, se instó a todos los MSpS a ocuparse de ésta pues, a fin de cuentas, era una Obra hermana.
Algún Centro del Apostolado de la Cruz. S/F. AHMSpS, Fototeca.
Remitiéndonos a la historia del Apostolado, éste contó, desde el comienzo, con el gran apoyo del padre jesuita Alberto Cuscó y Mir y los arzobispos Próspero María Alarcón y Ramón Ibarra. Éste último se movilizó para obtener la elevación del Apostolado a Archicofradía en 1898.[2] Ese día, Concepción escribió en su Cuenta de Conciencia:
Julio 27. (…) Ya llegó el Breve del Papa aprobando el Apostolado de la Cruz, elevándolo a Archicofradía, concediéndole todas las indulgencias de la Paz, a perpetuidad, nulificando toda oposición o guerra de los Obispos. Tuvo además la amabilidad de nombrarle en Roma, como defensor de la Obra, al Cardenal Macir [sic], quien bondadosamente aceptó tan honroso cargo. (…) Ya le pido, ¡y cómo no! al Señor, con toda mi alma, que para Él solo sea, ahora y siempre, toda honra y gloria en el cielo y en la tierra. (…) Grande gloria es sacrificarse por Dios y no otra cosa quiero y deseo.[3]
Para 1964, el padre Padilla afirmó que todas las iglesias que estaban al cuidado de los MSpS tenían establecido el Apostolado de la Cruz. Existían, además, varios centros filiales debido al privilegio concedido “por el Breve Cum antiquius de S.S. León XIII del 25 de mayo de 1898”.[4] Entonces existían 23 centros divididos en dos ramas, las de hombres y las de mujeres. Los grupos más numerosos, y por mucho, eran los de mujeres, pues habían doce secciones de hombres y veinticinco de mujeres. Eran un total de 4256 mujeres afiliadas, 693 hombres y 176 niños.[5]
Breve Apostólica de León XIII dado al Apostolado de la Cruz.
AHMSpS, serie Obras de la Cruz, caja 604, 1898.
Esta carta circular pone sobre la mesa algunas cuestiones importantes que se debían atender urgentemente para el crecimiento del Apostolado de la Cruz. Una de las preocupaciones más apremiantes era el tema de los jóvenes, como lo mencionó el padre Padilla:
Los jóvenes, por su entusiasmo y arrojo, cuando se entregan a un ideal que os ha cautivado, son una fuerza irresistible e irremplazable en toda agrupación. Por eso entonces se acordó crear el Apostolado de la Cruz juvenil, y para esto se recomendó que cada Centro procurar fundar, si no lo tenía ya, el grupo o sección de los jóvenes. (…) Los jóvenes de hoy, rebeldes, independientes, escépticos, necesitan ser atraídos con medios apropiados a su mentalidad y psicología, y tal vez no todos los directores tienen esa personalidad o esas cualidades sacerdotales y humanas que se imponen al joven sin alejarlo. A ver si este año en que celebramos los 50 años de vida de la Congregación, logramos, con vuestra ayuda. amadísimos Directores, crear ese Apostolado de la Cruz juvenil, ardiente, entusiasta, valiente, generoso.[6]
Entre otras cosas, para ese momento, el Apostolado tenía el objetivo de “formar una legión de almas que con sus oraciones y sacrificios, unidos a las oraciones y sacrificios de Cristo, alcancen gracias para los Sacerdotes…”.[7] Fue por ello que, unida al Apostolado, también se creó la “Liga de oraciones y sacrificios por los Sacerdotes”, muy importante para algunos de los Centros del Apostolado en México. Aunque esta Liga no tuvo la importancia de otras obras, es cierto que fue un hito fundamental para algunos miembros del Apostolado, pues ofrecían un día a la semana la Santa Misa, la Comunión y todas las oraciones y buenas obras por los Sacerdotes, vivos y difuntos, así como para las vocaciones sacerdotales. Éste era un sentido muy unido a la espiritualidad de Concepción Cabrera.
Además, el padre Padilla también recordó entonces la importancia que debía tener la Liga Apostólica. Para ese momento, esta Obra contaba con ciento cuarenta y siete miembros, de los cuales, treinta y dos eran Obispos. Padilla propuso una estrecha relación entre los centros y sus directores con la Liga Apostólica, que era dirigida en ese momento por el R.P. José Guadalupe Treviño. El Director General de dicha Obra era el arzobispo Octaviano Márquez.
R.P. Jesús Ma. Padilla, cuarto Superior General y autor de esta carta circular.
También fue uno de los primeros historiadores de la Congregación. AHMSpS, Fototeca.
Esta carta circular da cuenta de la importancia que históricamente han tenido los MSpS en el Apostolado, pero también la forma en que esta Obra siempre estuvo unida al devenir de la Congregación. Los MSpS, al igual que otras congregaciones religiosas, comenzaron a ver a los laicos como aliados fundamentales en la construcción de una Iglesia cada vez más plural. En esto, Concepción Cabrera fue una adelantada a su tiempo, pues creó una Obra dedicada a los laicos y a la importancia que, según ella, tenían en la Iglesia.
Mtra. Mariana Gómez Villanueva
AHMSpS
[1] Página oficial del Vaticano, Consejo Pontificio para los Laicos, disponible en: https://www.vatican.va/roman_curia/pontifical_councils/laity/documents/rc_pc_laity_doc_25021999_pclaity_sp.html (Fecha de consulta: 25 de febrero de 2024).
[2] Jesús Ma. Padilla, Concepción Cabrera de Armida. Su vida y su misión en la Iglesia, tomo I, México, 1982, p. 451.
[3] Concepción Cabrera, Cuenta de Conciencia, tomo 10, 27 de julio 1898, pp. 234-237.
[4] En realidad, el documento original está fechado el 25 de junio de 1898. AHMSpS, serie Correspondencia, subserie Cartas circulares, caja 57, expediente 4, “Carta circular núm. 13 del R.P. Jesús Ma. Padilla, 1964.
[5] Ídem.
[6] Ídem.
[7] Ídem.