Del 22 al 24 de noviembre se llevó a cabo la 100 reunión de la USG (Unión de Superiores Generales) en Roma, y para esta ocasión se realizó en conjunto con una delegación de la UISG (Unión internacional de Superioras Generales). En esta ocasión me tocó participar en suplencia de nuetro Superior General, P. José Luis Loyola, quien se encontraba esos mismos días en Colombia en la Asamblea de la CLAR:
Alrededor de 250 superioras y superiores generales de las congregaciones religiosas estuvimos reunidos por tres días en torno a mesas redondas distribuidas en cuatro lenguas (inglés, español, francés e italiano) para compartir, reflexionar y lanzar el año jubilar de la vida religiosa:
Nos compartieron diversas experiencias que algunos de los mienbros de la UISG y de la USG vivieron en la pasada Asamblea del Sínodo sobre la Sinodalidad en tres momentos: la experiencia vivida, los contenidos más significativos que se rescatan y los desafios que el Sínodo lanza a la Vida religiosa desde la experiencia sinodal. Estos momentos se intercalaban entre exposiciones e ir ensayando el método de las conversaciones expirituales que se utilizó en el Sínodo para irnos familiarizando con él.
La mañana del día siguiente la dedicamos a movernos al Vaticano para tener la Audiencia con el Papa Francisco, a través de preguntas que previamente habíamos preparado por mesas de trabajo. En un diálogo abierto, fraterno y cálido el Santo Padre escuchó con atención nuestras inquietudes y preguntas a las cuales lespondió con fraternal sencilléz. Por la tarde, ya de regreso a Fraterna Domus, continuamos con los trabajos, ahora enfocados hacia el futuro, a través de ponencias y mesas de trabajo para profundizar en los signos de esperanza vemos en nuestra sociedad y en la Iglesia; focalizar en dónde están hoy los lugares que llaman a la esperanza y finalmente sobre lo que significa para nosotros “la llamada renovada a la profecía de la esperanza”, tema del próximo jubileo de la vida Consegrada que inciaremos el próximo 2 de febrero. Fue renovador escuchar que los signos más potentes de esperanza que surgen en todas las latitudes de nuestro planeta brotan precisamente de las vivencias más ordinarias, sencillas, cotidianas, domésticas, casi imperceptibles a la mirada superficial, pero que son evidentes para quien va cultivando una mirada profunda y creyente de la realidad.
Finalmente la mañana del último día lo dedicamos a asuntos prácticos, avisos y la evaluación. Cabe mencionar que todos estábamos muy contentos y agradecidos por esta reunuión conjunta de la USG y de la UISG y con el deseo de seguir construyendo la Vida Consagrada que la Iglesia y la sociedad necesitan, con vitalidad y frescura, más allá de los números… Así concluyó el P. Miguel Márquez, Superior General de los Carmelitas: “no tenemos un problemas de números, tenemos un problema de frescura, no esperemos tiempos mejores, hoy es el momento en el que nos toca responder con lo que somos y tenemos”
Lino Ruelas Morales, msps