Nuestra Historia

Hace 100 Años

CC CCA – Enero 1925 – pp. 143-144 Tomo 45

– Enero 29

¡Hosanna! ¡Te Deum laudamus!

Copia de carta del M.R. Padre General de la sociedad de María al R. Padre Félix Rougier.

“Moncalieri, – 9 de enero de 1925.

Querido Reverendo Padre:

Me rindo a su deseo y al deseo de los Profesos que lo rodean y no me opongo ya a que pase Usted de la Sociedad de María, a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo. He hecho llegar a Roma la notificación de esta decisión.

No es sino una verdadera pena, que me ha determinado a esta resolución, pero la fuerza misma de las cosas y de los acontecimientos me ha convencido que no debía persistir en la actitud de oposición que había sido la de mis predecesores y también la mía hasta este día.

Quito pues, la barrera que era obstáculo a los proyectos, de los cuales su persona es el principal fundamento; y tengo la confianza de que, obrando así, no me separo de la voluntad de Dios.

Le doy las gracias por los buenos servicios que ha prestado Usted a la Sociedad de María y por el apego que le guarda, Usted sabe, que puede contar con su amor y con sus oraciones.

La Sociedad de María no lo olvidará tampoco; y le desea una santa y fecunda carrera en la Misión que la Providencia ha confiado a su cuidado.

Sírvase, amado R. Padre, recibir de la Sociedad de María por mi intermediario la plena seguridad de lo que le manifiesto y reciba con agrado la expresión de mis sentimientos de profundo afecto y de respeto en Nuestro Señor.

Ernesto Rieu, S.M.
Superior General.”

Hace 50 Años

[…] Pronunciar San Salvatore in Campo hoy, es evocar antiguas historias, es traer a la memoria experiencias dolorosas: la guerra, el hambre, la soledad. Se trata de un pasado que habla por sí mismo cuando se mira la figura sonriente y apacible de nuestro Padre Fundador. Tiempos idos que fundamentan un presente. Generaciones aún vivas en la Congregación que han entregado la antorcha encendida a una generación presente.

San Salvatore in Campo, vieja casa enclavada en el centro de Roma, donde el ruido nos ha llegado a ser familiar, donde ventanas y muros piden ser restaurados. A una generación nueva corresponde una casa, si no nueva, al menos renovada: “No se puede echar el vino nuevo en odres viejos…” Y la renovación ha comenzado…

La visita del P. General nos ha orientado hacia la renovación interior, la primera y fundamental renovación.

En cuanto a la restauración de muros, los proyectos se suceden.

La visita del P. General siguió un orden preestablecido que culminó el miércoles 11 de diciembre, en el Salón de Audiencias en el Vaticano, donde el Santo Padre se dirigió a nosotros como Misioneros del Espíritu Santo:

“Con gran complacencia dirigimos hoy nuestro saludo al grupo de estudiantes de teología, pertenecientes a la Congregación de los Misioneros del Espíritu Santo, que cursan sus estudios en las Universidades Pontificias de Roma.

“Vemos en vosotros, amados hijos, no sólo un deseo de aprender profundamente la ciencia sagrada, sino también de asimilar, con renovado espíritu, aspectos importantes de la realidad eclesial, como la universalidad de la Iglesia, el valor de la tradición cristiana, la fidelidad al magisterio, la veneración y la lealtad al Papa.

“Las privilegiadas circunstancias en las que se desarrolla vuestra formación sacerdotal, os deben animar a ser siempre fieles al Señor que os llama, a la Iglesia que pone en vosotros su Esperanza y a las almas cuya salvación os será un día encomendada.

“Sirva de aliento a estos propósitos, nuestra Bendición Apostólica que de corazón impartimos a vosotros y a vuestros superiores.”   El Cronista […]

Tomado del Cor Unum de enero de 1957 pp. 4 y 5

Hace 25 años

Año Nuevo ¿Vida Nueva?

Estamos siendo bombardeados desde todos los frentes, por todos los medios y a todos los niveles por el cambio de año, con las connotaciones de Jubileo.

Todo mundo, en las esferas de la vida social, política y no digamos en el ámbito de lo comercial, hace sus propuestas aprovechando la coyuntura del momento. Todo mundo busca sacar partido sin importar los medios, pero tratando de justificar el fin: el “fin de 1999 y el “comienzo” del año 2000.

¡Dejémonos de historias! Año nuevo no es sólo pasar una página del calendario o estrenar agenda. Año nuevo ¿es ocasión de vida nueva? Es decir, ¿Novedad para nuestra vida? Y cuando me planteo esto, me refiero a la vida personal, planteamiento desde la primera persona del singular, o sea, “Yo”.

No se trata de partir de cero, pero sí de un momento cualitativo importante, aprovechando las circunstancias para descubrir:

  • ¿Qué me está pidiendo Dios como persona, como religioso como MSpS?  Es decir, en el ámbito personal, que sin duda repercute en mi propia vida y en la de mi comunidad, congregación y sociedad.
  • ¿Qué propuestas de radicalidad de vida, de desafíos ante la misión han surgido desde el XIII Capítulo General y que condicionan de manera decisiva mi respuesta de fidelidad como MSpS?
  • ¿Qué suscita en mí una Iglesia, pueblo de Dios, cada día con menos poder de convocatoria, ante un mundo cada día más secularizado y que cree poder vivir sin Dios, o con un Dios a su medida?
  • ¿Qué retos me está presentando este mundo concreto y cercano en el que vivo y ante el que no puedo cerrar los ojos por más que quiera eludirlo?
  • ¿Qué me sugiere y hasta dónde me interpela tanta desigualdad entre primer y tercer mundo con condiciones de vida tan distanciadas y en un proceso vertiginoso hacia una separación cada vez mayor?

No cabe duda que aspectos como éstos, y otros más que tú quieras añadir, pueden ser motivo de reflexión, objeto de discernimiento y propuesta de vida para este nuevo año del 2000. Entonces sí, el interrogante se convertirá en una prometedora afirmación: ¡Año Nuevo, Vida Nueva!

Si es así, y así lo deseo para todos: ¡Feliz Año!… ¡Feliz Vida Nueva! 
Cecilio Félez, MSpS

Tomado de la Editorial del Cor Unum de enero de 2000 – pp.1 y 2

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