Celebración de la memoria litúrgica de Nuestra Madre en el Altillo

En la comunidad del Altillo, desde hace algunos años, cada 3 de marzo (y los días previos) realizamos alguna actividad para celebrar la memoria litúrgica de Nuestra Madre. Por tener sus restos mortales –¡sus reliquias!– en nuestra casa, sentimos especial responsabilidad de solemnizar esta celebración. En esta ocasión realizamos tres actividades.

El sábado 1 de marzo tuvimos la peregrinación del Centro de Espiritualidad de la Cruz San José del Altillo a la Basílica de Guadalupe. Unas setenta personas nos reunimos en el Altillo a las 9:30 a.m. y de allí nos trasladamos a la Villa de Guadalupe en un autobús y una camioneta, coordinados por el padre Juan Manuel Ayala y el padre Vicente Monroy respectivamente.

A las 10:30 a.m. nos reunimos junto a la estatua de san Juan Pablo II; éramos unas ciento sesenta personas, entre las que se encontraban unos veinte jóvenes, un grupo de sordos y las intérpretes, y los cinco MSpS del Altillo. Allí, el padre Alfredo Ancona dio una explicación sobre el Jubileo del Año Santo 2025 y la importancia de mantener viva la llama de la esperanza y de avivar esta virtud teologal en tantas personas tristes, pesimistas, desanimadas o que sienten que Dios las ha abandonado.

Después, de forma individual, pasamos por la Puerta Santa e ingresamos en la Basílica. La Virgen de Guadalupe nos acogió en su casa y en su corazón. Cada quién buscó un momento para orar frente a la imagen de Nuestra Señora o en la capilla del Santísimo.

A las 12 p.m. nos reunimos junto a la Cruz del Apostolado. Echamos de menos la presencia de algunas personas que por limitaciones físicas o por tener que usar bastón o silla de ruedas no pudieron subir al cerrito. El padre Vicente Monroy y la señora Dorita nos leyeron algunos textos de Nuestra Madre en los que ella narra la bendición de la Cruz del Apostolado, que se colocó en el cerro del Tepeyac, y la coronación pontificia de la imagen de la Virgen de Guadalupe; ambos hechos tuvieron lugar el 12 de octubre de 1895. La bendición de la Cruz del Apostolado fue realizada por monseñor Ramón Ibarra.

Al descender del cerrito, nos detuvimos unos momentos en el lugar donde estuvo la Capilla de las Rosas. El 25 de diciembre de 1914, en esa capilla se hizo la fundación de «nuestra amada Congregación». Recordamos a Concepción Cabrera, Félix de Jesús Rougier, Ramón Ibarra, Moisés Lira y Domingo Martínez, así como a las Religiosas de la Cruz del Sagrado Corazón de Jesús y a los laicos que estuvieron presentes en esa celebración.

La última estación fue en la Capilla de Indios. Allí, ante el Santísimo, tuvimos un momento comunitario de oración motivado por textos de Nuestra Madre. Para finalizar, el padre Miguel Castillo nos dio la bendición.

En todos los rostros –además de los signos de la asoleada– se manifestaba el gozo y la gratitud hacia Dios por habernos dado la gracia de participar en esa peregrinación del Jubileo de la esperanza en el contexto de la memoria litúrgica de la beata Concepción Cabrera; peregrinación que estuvo marcada por la presencia maternal de la Virgen María y por la presencia de la Trinidad, simbolizada en Cruz del Apostolado.

El domingo 2 tuvimos las cinco celebraciones eucarísticas ordinarias. Al final de cada una de las celebraciones de la mañana, quien presidía invitó a los participantes a ir a la cripta, donde están las reliquias de Nuestra Madre, para hacer un momento de oración y pedirle a Dios por sus intenciones, por intercesión de la beata Concepción Cabrera. Un buen número de fieles respondió a nuestra invitación.

La misa de las 7 p.m., que presidió el padre Juan Manuel, se celebró en la cripta; así que los participantes no tuvieron que trasladarse para orar.

Con gusto constatamos que entre los fieles del Altillo ha ido creciendo el conocimiento de Nuestra Madre, el amor a ella y la confianza en el poder de su intercesión. También hemos visto que ha crecido el número de peregrinaciones que viene a visitar el lugar donde están las reliquias de la beata Concepción Cabrera y a pedirle a Dios algún favor, por intercesión de esta esposa y madre de familia.

El lunes 3 de marzo, aniversario de la muerte de Nuestra Madre, tuvimos el encuentro de MSpS. Esto lo hemos venido realizando, durante algunos años, el 3 de marzo o el lunes siguiente a esa fecha. La coordinación de las diversas actividades de este día estuvo a cargo de Alfredo Ancona.

Nos reunimos veintitantos MSpS de las comunidades de la Casa General, la Casa Provincial (Provincia de México), Puebla (Huexotitla), el Teologado, el templo de San Felipe de Jesús, la parroquia de la Santa Cruz y del Altillo. Estuvieron también el padre Carlos Alonso, de la comunidad de Tuxtla Gutiérrez, que temporalmente está apoyando la pastoral del templo de San Felipe, y el padre Cecilio Félez, recién llegado a la Ciudad de México, que estuvo seis años en la comunidad de Bucaramanga.

A las 12 horas, en la cripta, tuvimos la celebración eucarística; presidió el padre Gerardo Herrera, superior de la comunidad del Teologado. Miguel Castillo animó la celebración con los cantos. Dimos gracias al Espíritu Santo por la obra de transformación en Jesucristo que realizó en Nuestra Madre y por todo lo que, por medio de ella, dio y sigue dando a su Congregación y a cada Misionero en particular. Y le pedimos que, por intercesión de esta laica, mística y apóstol, nos impulse a vivir con generosidad «nuestra hermosa vocación», que suscite vocaciones para nuestro Instituto, que bendiga el proyecto de internacionalización…

Posteriormente, Vicente Monroy guio a algunos de los participantes por las diversas salas del museo, les explicó la lógica con la que se había hecho cada sala y les mostró algunos de los objetos históricos allí exhibidos (como el confesonario en el que hace 122 años tuvo lugar el encuentro providencial de Concepción Cabrera y Félix Rougier). Mientras tanto, otros, que ya conocían el museo, conversaban en el Patio de los Naranjos disfrutando de una botana preparada por Juan Manuel Ayala.

Luego pasamos al comedor de la casa de ejercicios. Además de compartir los alimentos, tuvimos oportunidad de compartir experiencias, proyectos y anhelos, lo cual nos dio un nuevo impulso para ir consolidando el “nosotros congregacional” y para continuar trabajando por extender el reinado del Espíritu Santo.


Fernando Torre, msps – Cronista

Discover more from Cor Unum

Subscribe now to keep reading and get access to the full archive.

Continue reading